#ElPerúQueQueremos

Mi visión de Lucha Reyes en el Teatro Municipal de Piura

El destacado poeta peruano, Roger Santiváñez, miembro fundador del movimiento Kloaka de gran repercusión en el ambiente poético nacional, desde Nueva Jersey, donde reside y dicta cátedra universitaria, hace un ejercicio de memoria para describirnos en esta breve crónica su experiencia al escuchar en vivo a "La Morena de Oro del Perú". Fue tal impacto de ese acontecimiento que en su primera publicación incluyó un poema dedicado a la artista rimense que aquí también reproducimos. 

Por Roger Santiváñez

Por Roger Santiváñez

Publicado: 2018-10-30


Esto debe haber sido en 1971 o 1972. Frisaba yo los quince a dieciséis años de una adolescencia palteada (como casi todas las adolescencias del mundo). Vivía con mis padres en la ciudad de Piura. Me parece que -por lo menos- desde 1970 Lucha Reyes gozaba de una inmensa popularidad en Lima y en todo el Perú, tras su paso por la Peña Ferrando, donde yo la vi en la TV. A la sazón ya era una artista consagrada y querida por todos: su voz poseía un temple increíble y especial, además cantaba el valse criollo con un sentimiento y altura de coloratura pocas veces alcanzados en la historia de la música peruana.

Fue así como -en mis casa- mis padres empezaron a comprar sus discos. Recuerdo específicamente el primero denominado “La morena de oro del Perú” que oíamos a diario en mi hogar de Santa Isabel, Piura. Allí estaban los emblemáticos valses que la identificaban “Regresa” de Augusto Polo Campos y “Tu voz” con letra de Juan Gonzalo Rose. Me parece que “La flor de la canela” también está en este disco. El tema es que en el verano de 1971 hice un viaje de vacaciones con mis viejos hasta Arequipa. Y en la ciudad blanca nos acostumbramos a visitar una picantería de Yanahuara para almorzar a diario: allí sonaba impajaritablemente todo el tiempo la voz de Lucha Reyes sobre todo interpretando “Regresa”. Yo me volví fanático de esta canción.

De modo que cuando se anunció en Piura la llegada de la grande cantante; nos apresuramos -con mis padres- a preparar nuestra asistencia al cine-teatro Municipal donde ella se presentaría. Su actuación sería viernes,sábado y domingo. Escogimos ir el último día. Cuando Lucha Reyes apareció en el escenario, una extraordinaria ovación la recibió de manera impresionante. Notablemente demacrada, la gran artista vestía un atuendo de dos piezas de terciopelo color morado (quizá por devoción al Señor de los Milagros) y falda larga. Lo que más me llamó la atención (y eso es lo que consigné en el poema que muchos años después escribí) fue que cuando empezaba el show, Rafael Amaranto, brillante guitarrista, director del conjunto que la acompañaba, inició la música pero -inmediatamente lo supimos- en un tono menor, menos alto de lo que correspondía (obviamente para evitarle a Lucha Reyes el esfuerzo físico de elevar la voz) ante lo cual nuestra máxima cantante criolla de la modernidad levantó la voz y -resueltamente- le dijo: “No Rafael, tócame en La mayor”. Amaranto sonrió medio azorado y no tuvo más remedio que empezar a interpretar la canción en el tono correspondiente. Otra ovación alucinante respondió al gesto de Luchita.

Todo el mundo salió pisando las nubes esa noche después del concierto del Muni en Piura. Durante años me la pasé recordando el asunto, y ya cuando vivía en Lima, estudiando Literatura en San Marcos y tras empezar a visitar la peña criolla de SAYCOPE en el Rímac, decidí escribir el poema en homenaje a Lucha Reyes. Está incluido en mi primer libro de poesía denominado Antes de la muerte publicado en 1979 por mi querido amigo y profesor Luis Fernando Vidal (muerto antes de tiempo) en la small press Cuadernos del Hipocampo que él dirigía.

[Orillas del río Cooper, New Jersey South, octubre 2018. Especial para el blog de mi amigo Claudio Temoche]

Nota Aparte

-Poema para Lucha Reyes-

Negra, puedes pasar por aquí, puedes hacerlo

Y encontrarme escondido entre la sombras

Deslizándome hacia lo más profundo en la butaca

No hay nadie o puede haber mucho público

Y yo he pagado 5 soles por ver desde cazuela

A una chica desnudándose

En hermoso tecnicolor

Ahora estoy entre las voces emocionadas

Que desde arriba te piden una canción especial

Porque aún no conozco Lima, ni los callejones

Del Rímac o Surquillo

(ni la vieja Genoveva nos enseña a fumarnos solitarios)

La letra de un vals avanza por los microbuses nerviosos

Como los guitarristas que ya nos abandonaron

Y los pocos borrachos de la cantina ya no lloran ni duermen

Ni recuerdan tu diabetes, tu delgadísima neumonía

Llegaste a cantar, a ser oída por millares

Vestida de un radiante terciopelo

El dolor de las callejas, este pueblo de jarana

Ya no alcanza para un ladrillo, morena

Dónde está tu voz ¿En la soledad de tu voz

Pidiéndole a la primera guitarra que no baje el tono?

Noches grandiosas, funciones espectaculares donde

Un rey zambo ausculta altivamente

Desde la música de sus valses o la miseria

De esta Avenida Francisco Pizarro s/n

Vuelvo silenciosamente a los cinemas, al teatro

Y lo encuentro manchado con el telón raído, allí te vi

Me cantaste así como yo te canto

Porque aprendimos que cantar duele; siempre.

Roger Santiváñez - Poemario Antes de la Muerte Año 1979



Escrito por

Claudio Alberto Temoche Cortez

El pasado está olvidado, el presente se está viviendo y el futuro lo estoy creando. Me gusta escribir, leer y jugar tenis de mesa.


Publicado en